Vistas de página en total

sábado, 26 de octubre de 2019


La Biblia en un año: Jeremías 9–11; 1 Timoteo 6

… la semilla brota y crece sin que él sepa cómo (v. 27).
Durante casi 40 años, un hombre en la India ha trabajado para dar vida a un páramo arenoso. Al ver cómo la erosión y los cambios en los ecosistemas habían destruido la isla fluvial que amaba, comenzó a plantar un árbol tras otro: bambú y algodón. Ahora, bosques frondosos y una abundante fauna ocupan más de 500 hectáreas. Sin embargo, el hombre insiste en que él no provocó ese renacimiento, sino que lo atribuye a la forma maravillosa en que está diseñada la naturaleza, cuyos vientos llevan las semillas a terrenos fértiles. Las aves y los animales también participan en la siembra, y los ríos ayudan a que las plantas y los árboles crezcan.
La creación obra de maneras que no podemos comprender ni controlar. Según Jesús, este mismo principio se aplica al reino de Dios: «Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa semilla en la tierra; […] la semilla brota y crece sin que él sepa cómo» (Mateo 4:26-27). Dios es quien trae vida al mundo. Nosotros hacemos lo que Él nos pide, y luego, vemos surgir la vida. Todo fluye por su gracia.
Creer que podemos cambiar el corazón y que nuestros fieles esfuerzos aseguran resultados podría colocarnos bajo una presión agotadora, pero Dios es quien hace crecer todas nuestras semillas; es todo por gracia. — WC

¿Por qué es vital que descanses en la gracia de Dios?
Por la gracia de Dios, su reino sigue creciendo.

Bájate de la barca…

“Jesús bajó de la barca y vio que allí había una gran cantidad de gente. Entonces tuvo compasión de ellos y sanó a todos los que estaban enfermos.” Mateo 14:14 (TLA)

Al enterarse Jesús de la forma en que Juan el Bautista murió, se entristeció tanto que decidió subirse a una barca e irse  a un lugar donde pudiera estar solo, pero la gente que lo veía partir lo seguía por tierra, quizá muchos de ellos clamaban con desesperación por su necesidad, lo cual Jesús no pudo pasar por alto a pesar de sentirse triste o enojado, y tuvo que bajarse de la barca para suplir sus necesidades.

¿Alguna vez hiciste algo similar? ¿Sin importar tu necesidad fuiste a suplir la de otros que estaban en peores circunstancias que tú?

Por supuesto que no es sencillo, pero eso es lo que justamente debemos hacer con quienes realmente necesitan ayuda, porque para nosotros, los hijos de Dios, esto no es una opción, sino un deber.  

Proverbios 3:27 (RVR1960) Menciona:

“No te niegues a hacer el bien a quien es debido, cuando tuvieres poder para hacerlo.”
Todos en algún momento hemos tenido la oportunidad de hacer el bien a quienes lo necesitan, la pregunta es si realmente la hemos aprovechado. 

Si hasta hoy te ha costado ver la necesidad de otros como una oportunidad para plasmar el amor de Dios en sus vidas, es tiempo de desarrollar todo buen fruto que viene del Espíritu Santo. Porque entonces  comenzarás a sentir interés en las necesidades de los que te rodean.

No hay duda que el ponerse en los zapatos de otros, te abre las puertas de la comunicación; porque al mostrar interés en los demás, se rompe el “hielo” y permite que haya cierta confianza para compartir derrotas y victorias.

Recuerda que Jesús está pendiente de tus necesidades, Él no dudará en bajarse de la barca para socorrerte. Te animo a hacer lo mismo con quienes realmente lo necesitan, aun sino recibes el mismo trato.

 “Porque Dios me es testigo de cómo os amo a todos vosotros con el entrañable amor de Jesucristo. Y esto pido en oración,  que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor,  a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo,  para gloria y alabanza de Dios.” Filipenses 1:8-11 (RVR1960)








Ruth Mamani
CVCLAVOZ